¿En serio Linux revive PCs viejas?

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Internet está lleno de artículos y videos en YouTube que hablan sobre distribuciones que sirven para “revivir” una PC vieja. Sin embargo, esto debe tomarse con cautela, y te explico el motivo.

Para empezar, quiero que consideres la siguiente analogía: imagina a un hombre de 25 años que ha entrenado desde niño para ser el corredor más rápido del mundo. Supongamos que logra romper todos los récords y cumplir su objetivo, pero el tiempo pasa, y este superatleta envejece. Ahora tiene 90 años y artritis reumatoide. ¿Crees que podría competir en las olimpiadas contra atletas de 25 años en las mejores condiciones?

Aunque un equipo de cómputo no envejece de la misma manera, le ocurre algo muy similar. Con el paso del tiempo (aproximadamente 5 años para portátiles y “todo en uno”, o incluso 10 para computadoras de escritorio, siendo optimistas), estos dispositivos se vuelven obsoletos. La lógica podría ser “actualizamos el sistema operativo”, pero el sistema depende del hardware: la memoria RAM, el microprocesador, la tarjeta de video… Si el sistema requiere más RAM de la que el equipo tiene físicamente, simplemente no funcionará.

Entonces podríamos pensar en actualizar la RAM y/o el microprocesador. Hasta cierto punto, esto podría darle “una silla de ruedas o unas muletas”, pero la tecnología con la que se diseñan algunos componentes también cambia y se vuelve obsoleta. La RAM ha pasado de DDR a DDR2, luego DDR3, DDR4, DDR5, y así seguirá evolucionando, y obviamente cada nueva tecnología deja de ser compatible con la anterior. Esto hace que conseguir tecnología obsoleta sea cada vez más complicado y costoso, y la placa madre también tiene un límite en cuanto al microprocesador y la RAM compatibles.

Podríamos decir que, si ese es el problema, cambiamos la placa madre para instalar una RAM y un microprocesador modernos. En parte, sí, eso sería lo mejor, pero esto solo es posible con computadoras de escritorio, ya que en los portátiles no se puede hacer una actualización así.

Entonces, si comprar componentes compatibles ya no es viable económicamente y los cambios no serán tan significativos, tratamos con el sistema operativo nuevamente. Aquí es donde Linux entra en juego.

Los sistemas operativos basados en GNU/Linux ofrecen muchas posibilidades: así como hay algunos que consumen más recursos que Windows 11 (la versión más reciente al momento de esta publicación), también hay otros que consumen lo mismo que Windows XP y están actualizados. Tal vez ya lo sepas, pero cada cierto tiempo Windows lanza una nueva versión, y la anterior deja de recibir actualizaciones. Al principio, las aplicaciones dejan de desarrollarse para esa versión, y gradualmente van perdiendo compatibilidad con el software en evolución. Incluso Microsoft deja de ofrecer actualizaciones de seguridad, dejando la versión vulnerable a cualquier virus o ataque.

Así como hoy en día puedes instalar cualquier versión de Windows en tu PC, no todas serán útiles, ya que la gran mayoría no te permitirá instalar casi ningún software moderno. Prácticamente, si no tienes Windows 10 o Windows 11, poco puedes hacer. Y aquí es donde Linux parece salvar el día, porque casi todas las distribuciones te permitirán instalar la mayoría del software desarrollado para Linux. En otras palabras, si tu PC se quedó en Windows 7 y ya no te permite instalar Google Chrome, en Linux sí podrás hacerlo. Hasta aquí, todo suena perfecto, pero…

En primer lugar, existen cientos de distribuciones Linux, y muchas consumen los mismos recursos que Windows. Ya escribiré otro artículo para explicar cómo identificar cuáles son ligeras y cuáles no. El primer error, y donde muchos se equivocan, es pensar que cualquier Linux es ligero, lo cual es un gran error. Si logras superar ese punto y encuentras la distribución ideal para tu ordenador, debes recordar que ya es como el atleta de 90 años que mencionamos antes. Aunque le instales el sistema operativo más ligero, no podrás hacer que compita contra los jóvenes atletas. Con Linux, estarás poniendo el equipo en condiciones para, al menos, presentarse a la línea de salida, y tal vez incluso logre llegar a la meta, pero mucho tiempo después y a un ritmo muy lento.

Supongamos que dices: “Solo lo quiero para navegar por internet”. Entonces, en tu PC actual y normal, abre el monitor de sistema y observa cuánta RAM consume sin iniciar el navegador. Luego abre el navegador y visita las páginas que quieres usar en el equipo viejo. Con esto, ya tienes un parámetro de cuánta RAM mínima necesitas para navegar: podría ser 4GB o incluso 6GB solo por estar en Facebook, YouTube, Mercado Libre y algunas otras páginas. Lo mismo ocurre con la ofimática y todas las aplicaciones que quieras usar.

En otras palabras, si el uso que planeas darle supera los recursos físicos del ordenador viejo, no importa qué distribución de Linux instales: simplemente no podrá hacer lo que le pides. Por eso utilicé el ejemplo del atleta, porque a esa edad es difícil que pueda correr un maratón de resistencia. Sin embargo, tal vez pueda dar una vuelta al circuito, tal vez no en buen tiempo, pero al menos llegar al final. Linux podría hacer lo mismo con ese ordenador obsoleto: no podrá darle una “segunda vida”, pero podrá hacer que se pueda usar para algo.

En futuras entradas, quiero hablar de algunos usos para equipos “zombies”, pero por ahora solo quiero dejar claro que no todos los Linux son ligeros ni sirven para revivir cualquier ordenador obsoleto, y que tampoco hacen milagros. Solo se trata de usar un poco de lógica y recordar que todo depende de los límites físicos de los componentes del ordenador.


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